¡No os perdáis las fotos del viaje! —-> https://photos.app.goo.gl/YLGCVZarH9NKkEMW7

Las fundaciones cada día trabajamos más conjuntamente con el fin de optimizar recursos y poder abarcar a más personas dentro de nuestros objetivos fundacionales. Es por ello que desde los últimos dos años la Fundación Okume AZ y la Fundación Olof Palme trabajan codo con codo con el objetivo de informar a los alumnos de diferentes escuelas de Guinea Ecuatorial de que tienen unos derechos por el hecho de ser niños. Estos talleres se realizan durante la semana del 20 de noviembre que es cuando se celebra el día internacional de los derechos de los niños.

Como cooperante de la Fundación OKUME AZ, dicha colaboración me aporta el poder observar diferentes realidades de otros centros, poder tomar nota con el objeto de mejorar nuestro centro o incluso, como ha sido el caso de este viaje, enorgullecerme mucho más de nuestro proyecto.
La realidad educativa de los barrios más pobres de las ciudades más importantes de Guinea no es agradable: grupos de sesenta alumnos hacinados en un espacio donde en España tendríamos diez, cursos donde sólo se ofrecen cuatro horas de clases diarias y el maestro, al finalizar dichas horas, empieza con otra tanda de grupos. Formación escasa de los docentes y poco reconocimiento de la sociedad a su trabajo. La desigualdad entre sexos y la falta de materiales es un eje característico de muchos de estos centros a los que además hay que sumarles la escasa adecuación a los tiempos que vivimos.

Las escuelas que pudimos visitar eran pequeñas, con poca luz, llenas de alumnos que solo tenían un lápiz y un papel, con una pizarra en muchos casos destrozada, pero todas las carencias quedaban diluidas con el entusiasmo de los alumnos que deseaban ver un teatro donde se les explicaba qué era la igualdad, el derecho a la identidad, a la salud o a la familia.

Cualquier comparación es odiosa, ya sabíamos de antemano que la diferencia entre centros podía ser elevada, es por eso que llevamos años trabajando para conseguir en el Balmes-Bata una escuela de calidad donde los grupos tengan un volumen como el que tenemos en Hospitalet y donde la formación sea de la misma calidad. Pero cuando analizamos diferentes centros de barrios pobres ecuatoguineanos, nos damos cuenta que el trabajo que están realizando los maestros de nuestro colegio es de altísima calidad. Enseñar, como hacemos, en la igualdad entre hombres y mujeres, en el respeto a los derechos y a defenderlos, puede parecer poco, pero puedo asegurar que, a más de tres mil kilómetros de distancia, dicho hecho es revolucionario.

Quiero agradecer a la Fundación Okume Az y a la Fundación Olof Palme que hayan puesto en mí su confianza, porque cada vez que me acerco a cualquier alumno de Guinea me siento afortunado al recibir mucho más de lo que yo puedo entregar.