Son las cuatro de la tarde de un siete de marzo. La gente descansa en sus casas tras haber asistido a las funciones religiosas dominicales y degustar en familia una comida un poco especial por ser fiesta. De golpe un terror inédito asola a los habitantes de Bata: ruido, explosiones, humo, gritos de muerte se adueñan de la ciudad. ¿Qué pasa? Nadie lo sabe. Junto a las casas caen misiles, bombas o quién sabe qué tipo de explosivos. El miedo y el horror se adueñan de las gentes cuando ven cómo, ante sus ojos, desaparecen sus casas, que aunque sencillas, son sus hogares que tanto les ha costado conseguir. Ancianos, niños, mujeres, hombres, algunos de ellos semidesnudos, corren sin rumbo y en un desconcierto total. Otros no han tenido tanta suerte y han quedado sepultados bajo los escombros.

Han pasado varias horas y se empieza a saber algo del incidente: en el cuartel del ejército de Nkoantoma ha explotado el inmenso polvorín y la armería. Nkoantoma es un barrio de Bata limítrofe con el de Ntobo que es en donde está ubicado nuestro colegio, el Balmes-Bata. En un momento han desaparecido cientos de casas, se sabe, hasta el presente, de unas doscientas muertes y más de seiscientos heridos. Los desescombros continúan…

Esta catástrofe es inaudita. Nos comenta Maricarmen, la directora del Colegio, que la situación ha hecho que nadie se acuerde del Covid 19. Todo esto está ocurriendo a cinco mil kilómetros de L’Hospitalet de Llobregat. Pero eso solo es distancia. Maricarmen, Ubaldo, Herminia, Inmaculada, Fernando, Goretti, Martín, Adama, Tecla, Andrés, Esperanza, Mariana, Clara, son nuestros “compañeros”, maestros del Balmes-Bata, que están en medio del caos guineano. Junto a ellos tenemos 380 alumnos, muchos de los cuales vivían en el barrio explosionado.

En estos momentos estamos intentando conectar con las familias deseando, con todo el alma, que, como mínimo, no haya sucumbido ninguno en la tragedia. El contacto se hace difícil ya que por recomendación gubernamental muchas familias han abandonado la ciudad para refugiarse en el interior del país, en los pueblecitos de la selva. De momento tenemos noticia de que dos maestras, Mariana y Herminia, que vivían en el barrio en cuestión, se han quedado sin casa; así de simple: estaban haciendo la sobremesa, oyen una explosión y de golpe desaparece el techo de su vivienda y se encuentran sentados en la mesa sin tejado y sin paredes. Espantoso. En el colegio, que está a dos kilómetros y medio del epicentro de la explosión, simplemente se han roto los cristales como consecuencia de la onda expansiva. In situ, no hemos tenido desgracias personales ya que hace dos semanas que maestros y alumnos estaban confinados en sus casas por el Covid19.

Hoy viernes, se celebra un funeral, de cuerpo presente de los más de doscientos fallecidos encontrados hasta el día de hoy, en el Estadio Olímpico de Bata situado a quinientos metros de la Escuela.

El Patronato de La Fundación Okume AZ, los socios y colaboradores y la comunidad educativa del CE Jaume Balmes de L’H sienten un profundo dolor porque la distancia no disuelve el horror que produce la desgracia de nuestros compañeros y alumnos que lo padecen en sus propias carnes.

Seguiremos informando a medida que dispongamos de más información.

Venerando Murciano

Vicepresidente Fundación OKUME AZ

12/03/2021